Hasta pronto Asia!

Después de 4 meses deambulando por tierras asiáticas, estamos de vuelta en casa.

Si bien no podemos negar que los regresos tienen sus cosas buenas, en especial los reencuentros con la familia y amigos, desde que pisamos Argentina no hay un día en que no extrañemos cada lugar y la forma de vida tan diferente que dejamos atrás y de la que fuimos parte estos últimos meses.

Sentimos que nos encontramos «en tránsito», porque estamos con el cuerpo aquí pero la mente allá, y al fin y al cabo, no estamos ni acá ni allá.

Regresar de Asia será algo que nos tomará más tiempo de lo que creíamos.

 

Cada persona con la que mantenemos una conversación, nos reitera la misma pregunta.

«¿Qué es lo que más les gustó de Asia?»

y a pesar de ser una pregunta difícil de responder, casi sin dudarlo ofrecemos siempre esta respuesta: la cultura y la gente.

Posiblemente desilusionemos a más de uno, que quizás espera que enumeremos algunos paisajes sublimes, dignos de una postal (que la verdad los hay, y muchos). Pero nosotros preferimos resaltar lo que significó para nosotros acercarnos a la cultura oriental, tan diferente a la occidental a la que estamos acostumbrados.

Y entender que por más que unas costumbres sean tan distantes de las otras, en el fondo todos somos iguales, sin distinción de nacionalidad, religión ni sexo.

¡Y la gente! ¿Qué decir de la gente?

En estos 4 meses hemos visitado unos cuantos sitios que han sido, literalmente, arruinados por el afán del turismo en masas, pero los poblados que se quedaron en nuestro interior, son otros.

Muchos de los lugares donde hemos estado han sufrido en las últimas décadas los horrores de la guerra, genocidios, o se encuentran aún hoy bajo una dictadura que viola continua y sistemáticamente los derechos humanos, dejando relegado el acceso de la población a la educación y la salud.

Precisamente en estos sitios nos hemos encontrado con pueblos que trabajan arduamente de sol a sol y que han resultado de los más amables, pacíficos y hospitalarios. Por más «pobres» que pudieran resultar según los erróneos parámetros de nuestra sociedad occidental, en donde el más rico, es el que más tiene, y no el que menos necesita.

Sin dudas, el pueblo asiático es lo que más ha marcado nuestro camino.

En las próximas semanas iremos actualizando los posts que debemos del viaje a Uruguay, y comenzaremos de a poco a hilvanar lo que fueron estos meses en tierras lejanas.

Por lo pronto, sólo nos queda agradecer a esas personas de Malasia, Tailandia, Birmania, Laos, Camboya y Vietnam que con un gesto o una sonrisa desinteresada eliminaron cualquier barrera idiomática.

Seguramente, en no mucho tiempo volverás a saber de nosotros, querida Asia…

{releo ésto que escribí hace 5 años en el blog, y me alegra saber que la última oración se cumplió más rápido de lo que pude soñar: en este tiempo ya hemos regresado 4 veces a nuestro amado Sudeste Asiático… ¡y las que faltan!}